Transcendencia, 30 de septiembre de 2008

Pascal Rennié empieza a pintar en 1989 cuando descubre el trabajo de Karel Appel. Poco a poco va deslizando del arte primitivo a la monocromia. Los personajes del principio se vuelven primero dobles para acabar abstractos y la abstracción lo conduce hacia una pintura más silenciosa, exenta de cualquier traba.
Las series adentro se oponen a las series espontáneas y así se desenvuelve su pintura en una ansia de libertad. Cada nueva obra abre paso, es un a modo de renacimiento : en sí mismo, en el mundo. Morir de una forma para nacer de otra, morirse para abrirse al otro. Alcanzar en sí mismo lo que pertenece al otro.
Huellas de pie, pigmentos, cenizas, polvo, como un rito iniciativo que hubiera descrito Mircéa Eliade, Pascal Rennié flirtea con el universo de lo sagrado y de lo profano, busca crear el vacío, la ausencia para quedarse virgen de cualquier pensamiento.
Buscando el origen de las formas, de los colores, toca rozándola la fuente elemental de los seres y del mundo : la vida.

Isabelle Cargol

Lazos

El blog de Pascal Rennié