Insuperable Mitau, 17 de agosto de 2008

Silencio estruendoso de los despiadados muros de nuestras encarceladas vidas. Quisieran esfumarse, cercanos de la mano y sin embargo lejanos, impenetrables, herrumbrosos.
De vallas en tinieblas, aquí grita la grieta, se abre, se quiebra ¿ cicatriz? Y se dispara la luz.
Invade el lugar más allá de la sombra. Irradia y parece poner el espacio al rojo blanco para fundirlo.
Aquí está Vulcano, presente.

El metal fundido se derrama, enfría y se cuaja otra vez. Hendidura agrietada la escritura de lo invisible parece estremecerse sobre la superficie parda que no pudo evaporar la alquimia.
El tiempo se amolda.
Aparece un nuevo estrato.
Ganas de rasgar , quitar la sombra, este ventanal del silencio, pasar el umbral para descubrir y tocar el universo que nos sume.
Aquí…
Ahora.

Táctil, la mano quisiera detenerse, sentir vibrar esta interrogación muda sobre los sentidos. ¿ Qué revelan de nosotros, de lo ajeno, del creador ?
¿Metáforas? ¿ Metamorfosis?...
Lo invisible toma su esencia. Se libra de las sombras. Quisiéramos acceder pero esta puerta abierta sólo se franquea paulatinamente. Es memoria silenciosa, suplica vibrante, intima, del espectador quedado sin voz.
Las palabras se callan para dejar paso a la emoción indecible de tal modo revelada. La magia sigue todavía y siempre. Mitau cumple su oficio.

Sophie Zina-O